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El acceso a ingresos dignos también es un derecho

  • Foto del escritor: Mayores en Acción La Plata
    Mayores en Acción La Plata
  • 11 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

El comentario de un usuario en nuestro sitio web nos pareció un interesante punto de partida para volver sobre una discusión vigente: ¿hasta qué punto podemos hablar de envejecimiento activo si las personas mayores no pueden acceder integralmente a sus medios de vida producto de las jubilaciones que perciben?



Como hemos mencionado, la jubilación mínima en Argentina lejos está de cubrir la canasta básica o, mejor dicho, de asegurar una buena calidad de vida para las personas mayores que implica mucho más que las compras en el supermercado.


De acuerdo a la Movilidad de las Prestaciones del Régimen Previsional Público N° 26.417 los haberes de las personas que perciben jubilaciones y pensiones se deben ajustar semestralmente para alcanzar el 82% del salario mínimo vital y móvil. Que si bien no es una política que asegure el bienestar integral del adulto mayor, debido a que, en una explicación general, ese 82% opera por sustitución de un promedio de los últimos sueldos de la persona. Es decir, continúa una gran brecha de desigualdad social entre aquellos que percibieron salarios más altos durante su vida laboral, comparado con personas que por diversas situaciones no tuvieron igual acceso al empleo o al ingreso. Sin mencionar las altas jubilaciones que cobran ministros, senadores y otros altos funcionarios del Poder Ejecutivo y del Judicial, y teniendo en cuenta que algunos beneficiarios de prestaciones del Régimen Previsional Público pueden reingresar a su actividad remunerada, de acuerdo a la Ley 24.463. Aunque, contemplando el monto actual de la mínima, como bien señala el usuario en su comentario, sería una solución parcial, pero una mejora al fin y al cabo en el ingreso de las personas que perciben esos haberes.




Ahora bien, adherir al paradigma que concibe “posiciona y concibe a las personas mayores a las personas mayores como titulares de derechos y no como objetos de cuidados o asistencias”, (como precisa la Guía de Recomendaciones para Comunicar con Responsabilidad sobre las Personas Mayores) no va en contra de las luchas por el acceso al ingreso de, fundamentalmente, las personas mayores. Al contrario, significa desde nuestro lugar seguir tensionando ambos planteos. Los paradigmas asistenciales hacia la vejez se encuentran presentes en muchos ámbitos, por ejemplo si pensamos en los materiales de humor con los que nos hemos encontrado acerca de las personas mayores, ¿cómo está representado?, ¿cómo está vestido?, ¿cuáles son sus comentarios?...


Por eso nos parece importante comunicar desde un sentido de construcción al cambio cultural, de creer e intentar plasmar todas esas luchas por la disputa del sentido histórico contra aquellos que identifican el envejecimiento de una persona como el momento “pasivo” de la vida, que devienen de consideraciones del modelo de producción: “si no trabaja (en las condiciones que el mercado laboral impone) ya no tiene una utilidad social”. En este sentido, celebrar la conquista de derechos, la adhesión a convenciones internacionales, visibilizar los espacios de encuentro de las personas mayores o colaborar en la formación de otros, tener las disputas desde las representaciones sociales contra el paradigma del asistencialismo o del humano “desechable” (que puede ser abandonado en instituciones de albergue, que es objeto de maltrato y delincuencia al no poder defenderse, que debe depender de fármacos, que vive de la historia o quedó desactualizado, por lo que no aporta nada a la sociedad actual/tecnológica). Representaciones que lamentablemente se reproducen cotidianamente en medios de comunicación, instituciones, e inclusive dentro de nuestros entornos sociales. Por eso, la batalla también es desde la comunicación. Lo que no implica dejar de luchar por el 82% móvil, tal cual como indica la ley, para que los mayores tengan una calidad de vida digna, condición esencial para poder ser sujetos activos de todos sus derechos, tal cual como el usuario señala en su comentario y que representa una problemática que también hemos abordado y seguiremos profundizando.


Por ello, los invitamos a reflexionar como lo hizo el usuario que escribió el comentario mencionado, desde una mirada crítica a la realidad social, para continuar exigiendo juntos los aumentos a los haberes jubilatorios correspondientes, indispensables para la calidad de vida de las personas mayores.

 
 
 

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